El libro, publicado por la casa Grama, cuenta con trabajos de otros especialistas, Alejandra Glaze, Valeria Lamota, Gisela Laura Baldini, Germán García, José Ubieto, Javier Garmendia, Ana Laura Vallejo y Andrea Botas.
Goldenberg presenta al libro como un producto de investigación de la materia "Clínica con niños y adolescentes, las formaciones del síntoma", que coordina desde hace algunos años en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Ese mismo programa esta enmarcado en la red de investigadores del Observatorio de Violencia en las Escuelas de la Universidad de San Martín (UNSAM) y el ministerio de Educación de la nación.
En diálogo con Télam acerca de los últimos episodios de violencia escolar en la Argentina, tendencia -por lo demás- mundial, y acelerada por las nuevas tecnologías de información audiovisuales, Goldenberg tiene algunas hipótesis.
"En principio", dice, "Freud piensa el lazo social en la psicología de las masas por el lado de un ideal del yo que homogeneiza (a la masa) a través del Eros".
Y agrega que "en esta época, en la cual no existen ideales compartidos, se trata más bien del imperativo de gozar, divertirse; de la satisfacción inmediata donde el prójimo puede ser un obstáculo o un objeto de goce".
En buen romance -y en la más positiva de sus lecturas- el sistema se acercaría más a la "multitud" teorizada por Antonio Negri y Michael Hardt.
Y ejemplifica con el estatuto del amor. "El amor está cuestionado; el sociólogo (Zygmunt) Bauman publica `Amor líquido` en 2006. Y lo que escribe, confirma la tesis freudiana: cuando los lazos amorosos se aflojan aparece el odio, la violencia, el otro como enemigo".
¿Soluciones? "No se puede pensar el fenómeno como una totalidad sino tratar de pensarlo. Freud mismo se encargó de aclarae que el psicoanálisis no era una visión del mundo. En ese sentido, es muy interesante la circulación del significante `indignados`", dice.
"Se trata de recuperar la dignidad perdida, saqueada, ultrajada por ciertas políticas, ciertas prácticas disciplinarias; se trata de reclamar la dignidad en un mundo indigno".
El especialista cree que el cambio epocal que de alguna manera habilitó el cambio de paradigma "fue el atentado contra las Torres Gemelas, pensado como un acto terrorista para las cámaras de tv y las fotografías".
"Lo que esta nueva época muestra, como dice Gerard Wacjman, `es lo imposible de no ver`; estamos forzados a ver, y a ver como un espectáculo. Este es el punto más interesante para articular con los episodios de violencia escolar", asegura.
Por ejemplo, "las cámaras de seguridad de la escuela de Río de Janeiro este año, que fueron puestas para proteger a los alumnos, lo único que dieron es testimonio de los chicos ensangrentados, intentando escapar de la masacre. Eso pudo verse en Youtube y en todos los noticieros del mundo".
Para Goldenberg, esta mutación antropotécnica, clave del síntoma social, "es que estas noticias se han convertido en espectáculo, y cuanto más sangriento más espectacular".
Los casos de Virginia (en los Estados Unidos) o el de Río, son extremos. "Porque una cosa es romper una escuela, como hicieron los chicos en Rosario, algo que todavía está en cierto contexto de travesura".
"Pero otra es el manifiesto delirante del coreano o de Wellington Meneses", sostiene el psicoanalista.
"Podría conjeturarse que están haciendo eso como una especie de reivindicación por las maldades del Otro, pero sin dudas se trata de paso al acto psicótico, el de un paranoico".
Así las cosas, a Goldenberg le llama la atención que "estos sujetos, que después se terminan matando, dejan testimonio, necesitan que su acto quede inscripto en internet"
Pero no hay que olvidar que "estas masacres fueron preanunciadas, había páginas de internet donde el brasileño anunciaba lo que iba a hacer; también lo de Columbine. Y nadie hizo nada. Nadie hizo una lectura de eso".
Igualmente "en el caso de Carmen de Patagones: las señales en los pupitres, las amenazas, detalles que nadie atendió, a los que nadie prestó atención".
Finalmente, Goldenberg dice que "la violencia es un modo de ruptura del lazo social, y que el acoso, o `bullyng`, también. Así pasó con el chico al que trataron de gordo, insultaron, golpearon y filmaron sus compañeros, antes de subir la filmación a la red".
La consecuencia de las agresiones, incluso contra las autoridades, "es que la escuela no sabe qué hacer con eso. Y que eso es una manera de cómo se juega hoy el lazo social, la amistad, la fraternidad; en estos casos, todo eso está quebrado", concluye el especialista.(Télam).-
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