El autor extrae a partir de este film las coordenadas sobre las modalidades de goce del adolescente contemporáneo. ¿Cuáles son los ideales y la ética que los sostienen? ¿Cómo, en un mundo donde todo se ve y todo vale, abordar el encuentro amoroso, si el discurso de la época rechaza el lazo y el amor? ¿Es posible que la intimidad del sexo no sea vivida como un crimen? El psicoanálisis aporta una respuesta.
El film de Gus Van San al que nos referimos ha recibido el premio 60° aniversario del Festival de Cannes 2007. El director de Elephant se ha basado para su guión en una novela de Blake Nelson. La acción sucede en su ciudad natal, Portland, Oregon, USA.
El argumento relata la historia de un adolescente en un parque de skaters, donde se desarrolla la trama a partir de una muerte accidental.
El mérito de Van Sant es cernir la subjetividad de los adolescentes de nuestra época.
Alex, de 16 años, skater, vive en un contexto familiar desmembrado, sus padres se están separando, tiene una bonita novia que no le interesa y su vida transcurre sin dirección como el balanceo del skate.
Concurre con un amigo a un sitio llamado Paranoid Park, lugar marginal, construido por los mismosskaters. Una noche, mientras un nuevo amigo, bastante mayor que él, le enseña a colgarse de un tren, son descubiertos por un guardia de seguridad, que intenta golpearlos con una linterna y accidentalmente, Alex se defiende pegándole con su skate, el guardia cae y es seccionado por otro tren que viene en sentido contrario.
A partir de este episodio todo se desencadena. Intenta de madrugada llamar a su padre, que está con su tío en una playa, para contarle lo sucedido pero desiste. No tiene a quién relatar el desgraciado episodio.
La policía lo cita para interrogarlo, junto con otros, en el colegio, pero no tienen la menor sospecha de quién fue el autor accidental del homicidio del guardia. El diálogo con el policía oriental que lo interroga parece propicio para una confesión, sin embargo Alex, como los adolescentes actuales, sabe ocultar sus cosas.
El guión plantea un problema interesante: hay un secreto que el protagonista no puede contar a nadie, pero que lo afecta; él mismo dice:-Necesito que esto se detenga- .
Por su novia, con quien ha tenido un encuentro sexual, no expresa ningún interés especial; en una escena clave, después del sexo, ella lo besa, se va del cuarto y llama a una amiga para contarle lo maravilloso que fue.
No hay ninguna palabra de amor entre ellos, Alex parece el extranjero de Camus en la escena sexual.
La adolescencia esencialmente implica el encuentro con el Otro sexo, el film muestra que en esta época, ya no victoriana, donde todo está permitido, el acceso al sexo no está regimentado por la moral. Sus amigos cuando se enteran que ha dejado a su novia, lo único que le dicen es que perdió la posibilidad de tener sexo gratis.
El argumento se desarrolla como una tragedia, el héroe tiene un secreto: el de un crimen, una muerte que causó involuntariamente, pero que no tiene a quién contar, no tiene a quién dirigirse y a su vez nadie lo descubre.
El mundo de estos adolescentes es un mundo de sujetos solos, ligados por el skate, que es un dirigirse a ningún lado, sólo el goce del balanceo. Hay un profundo abismo entre este mundo y el mundo de los adultos, los adolescentes no confían en estos y saben mentirles.
Los adultos sabemos cómo se visten y peinan los Emos y los Floggers, pero no sabemos nada de ellos, quienes a veces confían en sus pares, no en sus padres, menos en sus maestros, pero se reservan una intimidad en el mejor de los casos.
Gérard Wajcman, psicoanalista, dramaturgo y ensayista francés, ha escrito un breve testimonio en el libro de reciente aparición "La regla del juego" [1].
Wajcman dice "La posibilidad de lo escondido no es simplemente una conquista, es una condición del sujeto: solo hay sujeto si éste no puede ser visto (…) La condición de lo íntimo está inserto en la posibilidad para el sujeto de sustraerse al poder de otro omnividente. El derecho al secreto traza la frontera de lo íntimo, a partir de allí hay tres estados posibles de la frontera. O bien permanece hermética, instituyendo y preservando dos espacios disyuntos, dejando fuera al sujeto de la influencia del Otro. O bien el Otro quiere poner allí el ojo. Es un tiempo inquisitorial. Es el tiempo, por ejemplo, de la video vigilancia, policial, urbana, planetaria."
La película transcurre entre estos dos estados, el secreto y el otro omnividente, el Big brother de la "seguridad".
Gérard Wajcman plantea una tercera manera de traspasar la frontera: "(…) puede que el sujeto decida abrir su intimidad, que hable de ello o que la exponga. El psicoanálisis responde a ese deseo, el arte y la literatura son también lugares para el ejercicio de esta libertad."
Alex se encuentra en una encrucijada, nadie lo ha descubierto pero tiene algo que no ha podido decir, sólo una amiga intuye que hay algo que no puede decir a nadie y le sugiere que lo escriba, que envíe una carta a algún periódico o que simplemente lo queme.
Alex escribe en su anotador su historia y termina quemándola.
El acto de escribir es una subjetivación del secreto, pero sin dirigirlo a nadie.
No hay Otro es una buena fórmula lacaniana para situar esta época del "Otro que no existe" como lo han formulado Jacques-Alain Miller y Eric Laurent.
La clave del film no es la muerte del guardia sino la escena sexual.
¿Cómo, en un mundo donde todo se ve, todo vale, se puede acceder al goce sexual, teniendo en cuenta que no hay saber del sexo?
La intimidad del sexo es un crimen, la moral victoriana y religiosa daban un sentido culpable al goce. Esta época signada por el superyo lacaniano, como mandato al goce, obtura el encuentro con el no hay relación sexual.
En un hogar fragmentado por la separación de sus padres, Alex no encuentra ninguna versión para abordar a una mujer. Encuentra en un reciente amigo mayor alguien a quien seguir, éste lo lleva a colgarse de un tren, un goce trasgresor.
Una lectura de la trama puede ser: el crimen es el sexo. Alex no tiene a quién seguir, es llamativo que al único al que intenta recurrir inicialmente para relatar lo sucedido es a su padre, pero inmediatamente desiste.
En la película, hay cuatro padres: el guardia muerto, seccionado por el tren; el policía que parece saberlo todo, un otro perseguidor; su amigo mayor, a quien sigue y su padre, en quien no termina de creer.
Los cuatro no hacen uno, Alex tiene que encontrar su solución en el acto de escritura, que le permite responsabilizarse a su modo, y luego quemar sus apuntes.
El psicoanálisis es un refugio de lo íntimo, y es en ese sentido que el analista lo encarna y resguarda, produciendo la operación del análisis como una solución y una asunción de la singularidad del goce de cada quien.
Las modalidades actuales de la adolescencia están muy bien trazadas en este film. ¿Cuáles son los ideales que la sostienen? ¿Matar a alguien es grave? ¿Es divertido como en Elephant? ¿Cómo abordar un encuentro amoroso en tiempos donde el discurso del capitalismo tardío rechaza el lazo y el amor? ¿Cual es la ética de estos nuevos tiempos?
Notas
* Mario Goldenberg, psicoanalista, AME de la EOL y de la AMP, profesor de la UBA, Director de la revista digital Consecuencias www.revconsecuencias.com.ar.
El texto forma parte de Púberes y adolescentes compilación de Marina Recalde. Estudios Lacanianos, de próxima aparición (ed. Grama).
1- Compilación realizada por Bernard-Henri Lévy y Jacques-Alain Miller, cuya edición para España y Latinoamérica estuvo a cargo de Lidia López Schavelzon, ed. Gredos, 2008. Publicado en www.revconsecuencias.com.ar .
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